Existen varias certificaciones imprescindibles, pero entre las más relevantes está la de primeros auxilios (RCP), y la prueba de tuberculosis.
Que un cuidador esté certificado en primeros auxilios le da seguridad a quien adquiere el servicio. Ya que si un adulto mayor sufre un paro cardio respiratorio y no reacciona, ni respira, con la maniobra de RCP el cuidador buscará restablecer el funcionamiento del corazón.
Lo importante de esta maniobra es lograr que el flujo sanguíneo del paciente no se detenga, hasta que llegue la ayuda esperada. Esta es una habilidad muy importante en un cuidador y la cual incrementa las oportunidades de trabajo.